Supelegor.
El último día del verano amaneció soleado y con los agradecidos consejos de los compañeros de afición del G.A.E.S. nos decidimos, Sabino, Javi y yo, a acercarnos a la Sierra de Itxina con la intención de explorar dos cavidades muy populares del macizo, Supelegor e Itxulegor.
Itxina, en el macizo del Gorbea, laberinto de leyendas y lección de geología, lugar donde mora la diosa madre Mari y donde la suave acidez del agua pacientemente ha esculpido por disolución la roca creando un espectacular paisaje kárstico, es una esponja acribillada como un gruyere, un catálogo interminable de formaciones y cavidades, la más conocida es Supelegor, cuya entrada principal de forma cuadrada tiene unas considerables dimensiones (20 por 20 metros aproximados). Un sendero desde el ojo de Atxulo, entrada natural a la sierra, nos lleva en poco tiempo a una de las tantas moradas de Mari, personaje mitológico vasco que personifica la Tierra, el Bien y el Mal, que surca en enorme bola de fuego los cielos, de una a otra de sus múltiples moradas como Anboto, Udalaitz… o Supelegor, en la que además se aglutinan muchas leyendas, algunas de las cuales José Miguel de Barandiaran publicó en su libro “El mundo de la mente vasca” de 1961.
Supelegor (50 metros de desnivel y 1303 de desarrollo), clásica “cueva de montañero” de la zona. Desde su entrada más típica, es como una gran T, la cavidad apenas tiene formaciones, un inmenso túnel que se bifurca. A la izquierda descendiendo ligeramente, continua con las mismas grandes dimensiones terminando en un lago con una colada al otro lado, en su desarrollo dos curiosas pintadas, una representa un bisonte y la otra, intenta,la obra pictórica de la maja desnuda. Acostumbrado a ver barbaridades pintadas en muchas cuevas, estas resultan hasta simpáticas. A medio camino, un enorme tragaluz ilumina parte de la galería y de su derecha sale otra galería, más pequeña pero cómoda, que circula casi paralela a la principal y llega también al lago en pequeño laberinto (una pequeña ventana da al exterior a mitad de su recorrido y se observan las huellas de dos catas-excavaciones). El lago tenía poca agua y fue sencillo cruzarlo. El ramal que se extiende por la derecha desde la entrada principal, asciende y se bifurca, a la derecha un desarrollo que colmata a pocos metros, y de frente pasando por un techo bajo entre rocas se accede a otros dos ramales que nos llevan a otras tres entradas de la cueva con forma de dolinas muy abiertas.
Concluida la interesante exploración de Supelegor nos dirigimos a perdernos por el Karst en busca de alguno de los innumerables accesos al complejo de Itxulegor situado a escasos doscientos, trecientos metros de la boca de Supelegor.