OBRAS EN OIDUI Y BROTES VERDES

A pesar del negro panorama económico continental, el pasado fin de semana subimos a la borda a cambiar parte del suelo de la cocina y a podar los magníficos lizarrak que la protegen de la canícula estival.
Transcurrida ya más de una semana de aquello, aún somos presas del asombro, pues nuestro intelecto quedó totalmente arrebatado, tras observar que, de entre aquella poda surgían, como por arte de magia, maravillosos brotes verdes, tiernos como la mantequilla.
¿Qué fue todo aquello?, ¿Un sueño?, ¿Una premonición?
Tal vez fue el pequeño Jonny, por su condición de ser de cuatro patas, más propenso a dejarse guiar por su instinto primigenio, el único que quebró de improviso aquel hechizo, pues se puso a danzar entorno a un ciclópeo equino que pastaba tranquilamente el resultado de nuestra poda . Y lo hizo gustoso, hasta verse empujado de improviso, por un torrente de energía brutal, producido por una tremenda coz, dirigida, con la precisión de un arquero, directamente hacia su morro.
Ni en los mejores tiempos de Cassius Clay vimos un K.O. tan rotundo.
Dado la vuelta, tieso como un pino, quedó tendido el fiero can en el centro del ruedo. Enfilado hacia la eternidad.
Todos lo dimos por difunto. Y en un abrir y cerrar de ojos, vimos escaparse su alma en forma de sutil neblina, contorneándose por entre el denso túmulo de ramas recién cortadas, recorriendo, uno tras otro, aquellos nuevos signos de vida vegetal, devorándolos, sistemáticamente, con el ansia de una vieja ninfómana, para luego ascender, lenta e inexorablemente, hacia los espacios infinitos.
Y por un momento el tiempo se detuvo, y en nuestro ensueño, en un milisegundo que nos pareció eterno, la sentimos dudar y detenerse, y desde los últimos confines de la galaxia escuchamos una voz amiga, Jonny, Jonny! Y en el vértigo de aquél instante de repente Jonny volvió a ser , de nuevo, el fiero Jonny.
Y nosotros pudimos, finalmente, apaciguar nuestros más horribles temores y continuar con nuestro trabajo. Y aún ahora mismo no somos capaces de controlar los temblores que nos produce el hecho de pensar, que en un nuevo estío, surgirán, nuevamente, aquellos brotes verdes.

Sobre el Autor

Asociación sin ánimo de lucro de Espeleología enfocada a la protección y defensa del médio subterráneo

1 comentario

  1. El texto me ha parecido muy bonito, y aunque no vi la coz, muy acertada la metáfora.
    Un saludo.

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